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miércoles, 26 de octubre de 2011

Capítulo 3. Llegan las criaturas celestes


(De la novela Criaturas celestes)

Hacia el anochecer, don Rigoberto atizaba el fuego de la vieja cocinita a leña mientras su esposa preparaba la masa para unos chipá-cueritos. Los niños desgranaban maíz y de repente los perros comenzaron a ladrar, pero no bravamente, sino como perros chicoteados, como si se estuvieran quejando o advirtiendo sobre algo. Una especie de lamento canino. Don Rigoberto se asomó a la puerta de la cocinita, iluminando hacia fuera con su pequeño candil. Lo que vio lo dejó mudo.
Eran tres criaturas de color azul brillante, de aproximadamente un metro y medio de estatura, muy cabezonas, con las cabezas en forma de zapallos, que tenían dos ojos saltones y amarillos de un lado —uno grande y otro chiquito— y un solo ojo de color rojo —tamaño mediano— del otro lado. Todos los ojos emitían luz. A cada lado de la cabeza se veían dos orejas, o algo así. Lo que parecían nariz y boca eran muy chiquitas y raras. Los cuerpitos eran raquíticos y los bracitos y piernitas, como palos de escoba, pero las manos y pies, eran robustos. Tenían una capa que les caía desde la espalda hasta el piso. Desde las cabezotas, salían dos antenitas que en sus puntas tenían luces intermitentes de color azul.
Las tres criaturas estaban paradas y absolutamente quietas, mirando a don Rigoberto. Los perros les ladraban desde unos diez metros, con mucho temor y sin la menor intención de acercarse.
Don Rigoberto retrocedió asustado hacia su cocinita, exclamando:
—¡Virgen Santa!
Alertada toda la familia, se asomaron en conjunto para observar el exterior. Los niños proferían exclamaciones de admiración, susto y curiosidad; la mujer –con bastante julepe- se persignó y juntó las manos en plegaria; don Rigoberto habló:
—¿En qué les puedo servir, muchachos...?
—Bip... bip.  —fue la respuesta de una de las criaturas.
Los niños reían y ora miraban a las criaturas, ora a sus padres. La mujer, temerosa, trataba de abrazar a sus tres hijos. El hombre habló de nuevo:
—Bueno... mejor me dicen qué andan buscando, no quiero perder la paciencia. Ustedes deben ser la gente que estaba esperando la milicada...
—Bip... bip.
—Bueno... vamos a dejarnos de embromar; o me dicen qué quieren o se mandan a mudar...
Y la criatura más cabezona se llevó la mano derecha al pecho y apretó un botoncito marrón. Al instante, sus tres ojos comenzaron a titilar, adquiriendo mayor luminosidad. Con voz metálica habló:
—Bip bip. Procesando idioma bip. Identificado idioma español bip. Proceso completado bip bip. Activando bip. Buenas noches, señor bip. Venimos en son de paz bip. No haremos daño bip. No nos hagan daño bip.
La familia estaba muda. Con ojos y bocas muy abiertas, miraban y escuchaban a esos seres. Don Rigoberto tragó saliva y habló:
—Quédese tranquilo, don... ¿cómo es su gracia?
—Bip ¿Gracia? Bip. Elegancia bip. Gentileza bip. Buscando sinónimos y otras acepciones bip bip bip...
—Escuche, don... yo sólo le preguntaba cómo se llama usted, o sea su nombre...
—Bip. Comprendido bip. Mi identificación es Unidad Ununilio bip.
—¿Eeh...? ¿Ése es su nombre...?
—Bip Ésa es mi identificación bip. Ésta es la Unidad Unununio bip —dijo señalando a la criatura que estaba a su derecha—, y ésta es la Unidad Ununquadio bip —señalando a la otra criatura—. Somos Unidades Primordiales Ununhexianas del Sistema bip.
—Pero... qué nombres tan raros tienen. Y... dígame don Unjulio,
—Bip. Disculpe bip. Soy la Unidad Ununilio bip. Ésa es mi identificación correcta bip.
—Sí... disculpe, don Unidá, ¿y qué piensan hacer por estos lados, piensan quedarse mucho tiempo por aquí...?
—Bip. Estamos en misión de reconocimiento desde hace dos mil años bip.
—¡Eeh! ¡No me embrome don Unidá! A nosotros nos dijo la policía que ustedes iban a venir de no sé dónde y que se iban a largar por un tobogán... yo no le creí mucho a esta gente porque... Y ya que estamos dígame ¿están viniendo de la luna o son marcianos?
—Bip. Nuestro planeta de origen es Ununhexio bip. De la Galaxia Ununoctio bip. Una constelación galáctica muy alejada de vuestro Sistema Solar bip. La distancia desde aquí hasta nuestro planeta es de cinco millones de años-luz, según la escala de mediciones espaciales que utilizan bip.
Y don Rigoberto miraba extrañado y con la boca muy abierta a esos increíbles seres, y escuchaba sin comprender absolutamente nada esos rarísimos nombres y esas cifras astronómicas.
—Bip. Estamos aquí desde hace dos mil años observando la actividad que se desarrolla en todo el planeta Tierra bip. Durante todo este tiempo nos mantuvimos en el espacio y sólo hemos establecido Contacto Visual con vuestro planeta bip. Hemos estado sobrevolando la estratósfera y ésta es la primera vez que aterrizamos bip.
—¿O sea que ustedes andan por aquí, más o menos desde la época de nuestro señor Jesucristo?
—Bip. Desde hace dos mil años según vuestra escala de medición de tiempo bip. Ahora hemos recibido órdenes de tomar Contacto Material con las Unidades Terrícolas bip.
—Y... ¿qué vendría a ser eso, don...?
—Bip. Ustedes son las Unidades Terrícolas bip. Éste es el primer contacto de nuestra galaxia con ustedes bip.
—¿No nos estarán embromando, ustedes...? ¿No será que están disfrazados nomás...? ¿Cómo saben nuestro idioma? ¿A ver...?
—Bip. Nuestra Unidades poseen sistemas para interpretar, comprender, analizar y hablar cualquier idioma, dialecto o lengua que pueda existir bip. La lengua española que hablan ustedes, la hemos activado ahora, luego de escucharla bip.
—Ahá, muy bien, don Unidá, así que se las saben todas... Entonces también van a poder hablar en qom-toba, como hablamos por aquí... —dijo don Rigoberto con tono interrogante, como desafiándolo.
Y la criatura se apretó un botoncito amarillo en el pecho, al tiempo que decía:
—Bip. Identificando Lengua Toba bip. Idioma Toba-Komlec bip. Dialecto Qom bip Toba-Komlec bip. Proceso completado bip. Activando bip —y mientras decía esto, una serie de lucecitas secuenciales se encendían y apagaban en su pecho, emitiendo sonidos agudos.
—A ver, don Unidá... ¿Qué quiere decir piogonak?
—Bip. Médico bip. Cacique bip. Brujo bip.
—¿Toonanga?
—Bip. Sapo bip. Género femenino bip. Grande bip.
—¿Guayaga Lachigí?
—Bip. Zorro bip.
—¿Talá?
—Bip. Río Bermejo bip.
Y don Rigoberto ahí se convenció de que los tipos sabían todo y eso lo asustó un poco, porque con tantos poderes...
—¿No quieren pasar a sentarse un rato, don...?
—Bip. Aceptamos bip —dijo el jefe, y comenzaron a desplazarse con pasitos muy cortos y sin mover casi nada el cuerpo. Era como si sólo se movieran los tobillos.
La familia se hizo a un lado, dejando libre la puerta de la cocinita. Don Rigoberto y su mujer empezaron a acomodar las dos únicas sillas que tenían y un banco largo.
—Tomen asiento, don...
Y las criaturas tomaron asiento en un tronco largo sobre la pared. Se sentaron las tres juntas apoyando sus manos sobre sus flaquitas rodillas. Los tres niños estaban juntos y arrinconados sentados en el banco, mirando a los visitantes y hablándose al oído con sonrisas cómplices. La mujer continuó amasando y empezó a freír los chipá-cueritos. Don Rigoberto se puso a renovar la yerba del mate, luego llenó la pava con agua y la puso a calentar en la hornalla.
En tanto, las criaturas tenían sus miradas fijas y panorámicas observando todo el movimiento en el recinto.
—Ahora van a probar una rica mateada —habló confianzudamente don Rigoberto.
—Bip. ¿Mateada? Bip Acción de tomar mate bip. ¿Mate? Bip. Infusión de hierbas y agua caliente bip. Negativo bip. Le agradecemos la mateada bip.
—Déjese de embromar, hombre... ahora les voy a convidar con unos chipá-cueritos calentitos ¡van a ver lo ricos que son!
—Bip. Negativo bip. No incorporamos objetos materiales a nuestras Unidades bip. No generamos desechos bip.
—¿Cómo...? ¿Me va a decir que no comen ni...?
—Bip. Afirmativo bip. No necesitamos incorporar nutrientes de ningún tipo bip. Somos Unidades Funcionales Programadas para lapsos de cien años bip.
—¿Qué dice hombre...? ¿Que viven cien años...?
—Bip. Negativo bip. No vivimos ni existimos en el sentido de la palabra terrícola bip. Funcionamos bip. A los cien años, según vuestra escala de medición, nos descartan de la serie y somos regenerados en nuevas y más modernas unidades bip.
La mujer seguía con los preparativos para la cena sin participar del diálogo, mientras el hombre ya había iniciado la mateada, al tiempo que conversaba fluidamente con la criatura. En un clima agradable y de confianza, el hombre ya se permitía hacer todo tipo de preguntas a los visitantes:
—¡Eeh! Y díganme... ¿dónde cargan nafta cuando están viniendo de sus pagos?
Las criaturas lo miraban sin pestañear siquiera, porque aparte no tenían pestañas. La criatura-jefe habló—
—Bip. ¿Nafta? Bip. Combustible bip. Hidrocarburo bip. No utilizamos ese tipo de combustible bip. Nuestra nave utiliza como fuente de energía la radiación cósmica del espacio bip. La almacena y concentra en celdas especiales bip.
—Y...  ¿cuánto más o menos tardan desde su casa hasta aquí...?
—Bip. Lo nuestro no es un viaje en el sentido estricto bip. Realizamos Teletransportación Cuántica en Vacío cuando debemos trasladarnos de una galaxia a otra  bip. A la velocidad de la luz tardaríamos cinco millones de años-luz bip. Con la Teletransportación, el proceso dura unos pocos minutos, según vuestra escala de tiempo bip.
—¡Qué lo tiró! ¡En menos de lo que canta un gallo ya están aquí! Y... ¿cómo hacen ustedes cuando se enferman, don Unidá...?
—Bip. No padecemos ninguna enfermedad bip. Lo único que puede afectarnos es algún desperfecto en nuestros Sistemas Electrocósmicos de Alta Densidad bip. Pero tenemos Unidades que se encargan de repararlos bip.
—Y... ¿en qué vinieron? ¿Avión o cohete?
—Bip. Unidades de Desplazamientos de Teletransportación Cósmica bip. Mañana lo llevaremos a conocer nuestras Unidades y Sistemas bip.
—¿Adónde...?
—Bip. Según el rastreo topográfico geoespacial, nuestra Unidad de Desplazamiento se encuentra a exactamente trescientos setenta y tres metros con treinta y cinco centímetros desde aquí, a cuarenta y cuatro metros y cuatro centímetros del margen de una frondosa vegetación que rodea un lago bip.
Y don Rigoberto, mientras chupaba la bombilla mirando al suelo, arrugó la frente pensando en esa ubicación.
—Aah... síí, atrás del mogote de algarrobos, cerca de la cañada. Sí, ése es un buen lugar para estacionarse. Y... ¿no quieren quedarse a pasar la noche aquí en la casa? Acá siempre hacemos un lugar a las visitas; eso sí, vamos a dormir un poco apretados, pero ya estamos acostumbrados...
—Bip Negativo bip. No funcionamos con estado de vigilia-sueño bip. Tenemos Sistema Activo-Inactivo bip. Debemos regresar a la nave bip.
—Pero... don Unidá, ¿no era que me iba a mostrar su avión?
—Bip. Afirmativo bip. Mañana regresaremos a las 08,00 horas a.m. bip.
—Mire, don Unidá... le voy a hablar con franqueza: ustedes nos cayeron simpáticos, se ve que son gente educada; son raros, eso no me lo puede negar, pero son buena gente, así que... yo no le voy avisar a la militada que ustedes andan por aquí, porque ellos me dijeron...
—Bip. Disculpe la interrupción bip. Tenemos información de que Unidades Militares Terrícolas quieren contactar con nosotros bip. No podemos precisar las intenciones de los Terrícolas Uniformados bip. Hemos estudiado sus costumbres por muchos años y sabemos que son unidades de comportamientos impredecibles bip. De actitud beligerante bip. Por eso hacemos contacto con unidades confiables como usted y su familia bip. El equipo de comunicación que le han dejado ha sido desactivado por nuestro Sistema Electromagnético de Aniquilación Iónica a Distancia bip. Puede dar como Unidad Juguete todo el contenido de la valija a sus hijos, ya que ha sido inutilizado bip. Agradecemos su cooperación y amabilidad bip. Nos veremos mañana bip.
Y las tres criaturas se levantaron al unísono y caminaron con pasitos chinitos, alejándose de la casa en dirección al mogote de algarrobos.
La familia se dispuso a cenar cocido negro con chipá-cueritos. Luego, todos se fueron a dormir (…)

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